¿Por que es importante la nutricion y alimentación del niño?

Si somos padres y no nos alimentamos bien, la mejor decisión que podemos tomar es mejorar nuestros hábitos alimentarios y así, como en tantas otras cosas, brindar el mejor ejemplo a nuestros hijos.

Enseñar a comer adecuadamente es una tarea que debemos realizar con responsabilidad, tiempo y dedicación, pero también de manera divertida y didáctica, para captar la atención y el apoyo de nuestros hijos.
Transmitir el mensaje educativo más importante: tener hábitos alimentarios sanos significa consumir una alimentación variada y equilibrada. Esto se consigue con una amplia variedad de alimentos, como muestra el plato del bien comer. Por ello, con nuestros hijos debemos trabajar con la plato y su significado.
En el supermercado, podemos enseñar los diferentes tipos de alimentos que se nos ofrece, y la responsabilidad y libertad que tenemos a la hora de elegir los mejores alimentos para nuestra salud.
Enseñar la importancia del momento de la comida:
Cómo y cuándo lavarnos las manos
El respeto por la cocina y sus peligros
Los buenos modales en la mesa
La importancia de comer despacio y con tranquilidad
Dejar que los niños colaboren en la elaboración de la comida, siempre teniendo los cuidados pertinentes en la cocina.
Incluir diferentes sabores, colores, texturas y consistencias en los platos, con el fin de estimular las ganas de comer de los niños.
A la hora de comer, es muy importante utilizar sillas, vajilla, vasos y utensilios que los niños puedan manejar cómodamente.
Debemos tratar que los niños sean partícipes del momento de la comida, invitándolos a poner la mesa, traer los alimentos, recoger y limpiar la mesa después de comer.
Ayudar a los niños a prepararse para comer, ofreciéndoles actividades que ayuden a relajarse.
Que los niños aprendan y se recreen con libros y vídeos instructivos sobre alimentación sana.
Servir la comida en un ambiente atractivo y relajado: No olvidar que “la hora de comer” debe ser lo más agradable y distendida posible.
En la mesa, mantener una conversación tranquila y no forzada, tratando que los niños hablen de sus experiencias con los alimentos, cómo saben, cómo huelen, etc.
Nunca utilicemos los alimentos como premio o castigo.
Tratar de observar y comprender la personalidad y las reacciones de los niños con los alimentos.
Es conveniente servir porciones apropiadas: la porción para un niño no es la misma que la de un adulto.
Nuestros hijos viven en una sociedad que puede potenciar desórdenes de la alimentación y obsesiones en la imagen corporal.
Es nuestro deber colaborar en la construcción de la autoestima de nuestros hijos y de enseñar la importancia de apreciar sus cualidades personales.

Importante: Si nuestro hijo tiene sobrepeso u obesidad, debemos asesorarnos por un profesional sanitario (médico, dietista, nutricionista, etc.) sobre la terapia más adecuada, y evitar imponer dietas o duras restricciones en la alimentación del niño, que puedan acomplejarlo.




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